sábado, 11 de marzo de 2017

Carta abierta a una persona sin vida



Pamplona, 11/03/17

Hola, ¿qué tal?

Tu no me conoces. Sí, no pongas esa cara tan altanera, anda. No me conoces en absoluto. Y lo sabes. Porque jamás has  tenido una conversación conmigo. Jamás has intentado acercarte, comprenderme, conocerme más allá de tus propios prejuicios infundados. Jamás has querido saber quién soy. No te conviene. 

Porque si me conocieras, jamás se te pasaría por la cabeza comportarte como te comportas. Jamás me hubieses puesto la zancadilla cien veces, ni me hubieses metido el dedo en el ojo otras cien. Si me conocieras, jamás te hubieses dejado llevar por la envidia y el resentimiento. Jamás hubieses sido tan injusta conmigo. De verdad,  si es que si me conocieras, jamás intentarías pisotearme para sentirte realizada.  Porque, a veces, eso es lo único que te llena, ¿no crees?

Yo, sin embargo, te conozco muy bien. Se lo qué te pasa, y por eso no te juzgo. ¿Cómo voy a juzgar a alguien que necesita hacer daño a los demás por puro entretenimiento y para darle emoción a su vida? Llevo siendo indiferente mucho tiempo, pero creo que necesitas ayuda. Y por eso, quiero poner mi pequeño granito de arena.

Si me permites, y si no es atrevimiento. Te voy a dar un consejo: céntrate en tí. Seguro que, aunque no lo creas, ahí dentro hay una persona maravillosa que tiene algo que dar al mundo más que resquemor y odio a personas que no te han hecho nada. 

Deja mi vida y vive la tuya. Y solo así algún día serás feliz, y me lo dejarás ser a mí.